Criterios de edición

Para llevar a cabo nuestro trabajo nos hemos basado en la edición de 1554 publicada en Medina del Campo.

La regla general ha sido la de la modernización de la ortografía preservando las peculiaridades léxicas. Así, hemos resuelto sin indicarlo:

  • las abreviaturas simples como “d” por “de”, así como las nasales (ej. te[n]go, ta[n]).
  • los acentos según las reglas de acentuación actuales. Ej. Prologo > Prólogo.
  • uso de i/y normalizado y de ciertos diftongos como priesa > prisa.
  • uso v/b. Ej escrivirian > escribirían
  • uso i/y. Ej. io > yo, perjuyzio > perjuicio
  • uso o/u. Ej. sepoltura > sepultura, sotil > sutil, mochacho > muchacho
  • uso qu/c. Ej. Qual > cual
  • formas verbales. Ej. devria > debería, vuimos > hubimos, vuiera > hubiera, dixo > dijo
  • separaciones de palabras. Ej. della > de ella
  • grupos consonánticos etimológicos. Ej. fructo > fruto, sancto > santo, callentar > calentar, así como los resultados por asimilación regresiva: ej. hazello > hacerlo, sacalla > sacarla, personalle > perdonarle.
  • modernización de sibilantes. Ej. fuesse > fuese, haze > hace, desseo > deseo, alabança > alabanza, lanças > lanzas
  • algunos adverbios que presentaban fluctuación, como pa/para, ansi/assi los hemos unificado, “para” o “así”.

Hemos corregido, también sin indicarlo algunos errores ortográficos, como por ejemplo hazeña > aceña (3v), muela > muelas (7v), quebra > quebró (10v), apertado > apretado (13v), si > y (37v). Otras peculiaridades, en cambio, las hemos mantenido por considerarlas más genuinas, como en el caso, por ejemplo, de “turome” en lugar de “durome” (9r)(verbo “durar”).

Así también, hemos mantenido la posición original de los pronombres, por ejemplo: lo poder (y no “poderlo”), y otros adverbios que nos han parecido comprensibles para el lector moderno y que aparecen en el diccionario de la RAE, como ‘agora’, ‘do’, ‘so’.

Para la puntuación hemos intentado ser fieles al original, respetando las pausas fuertes, y modificando los dos puntos por una coma, menos en aquellos casos que, por cuestiones sintácticas hemos considerado que debíamos alterarla para ofrecer un texto más cercano al lector moderno. Por ejemplo, hemos indicado los diálogos con una línea nueva y guión para señalar claramente las intervenciones o pensamientos de los personajes.