La obra y su contexto

Contexto histórico1

El Lazarillo de Tormes aparece a mediados del siglo XVI, en una Europa repleta de nuevos movimientos políticos, religiosos y artísticos, y donde la Reforma protestante y el Renacimiento juegan un papel fundamental. Las nuevas corrientes procedentes de Italia, arraigan por todo el continente, se expanden nuevos horizontes comerciales, se desarrollan potentes núcleos urbanos, las artes florecen y van dejándose a un lado viejas ideas: el individualismo, el redescubrimiento del pensamiento greco-romano, el escepticismo racional, nuevos modos de arte y música, y una clara disposición verso la crítica religiosa. Galileo, Maquiavelo, Copérnico, Cervantes, Shakespeare, Hobbes, Bruegel, Miguel Ángel, no son más que pocas de las grandes figuras de esta época.

En 1517, Martín Lutero había publicado Las 95 tesis, donde criticaba duramente a la Iglesia por su uso de las indulgencias y la práctica de la simonía. Sus ideas tuvieron una gran repercusión en toda la Europa cristiana, especialmente en aquellos países donde se utilizaba su pensamiento con finalidades tanto políticas como contrarias a la Iglesia católica romana, como sucedió en los Países Bajos, en aquellos años bajo el emperador Carlos V. Fuere como fuere, el luteranismo asentó las bases para una reforma del catolicismo y una crítica para con el estamento religioso. Emergió así, con el beneplácito imperial, el humanismo renacentista, encabezado por Erasmo de Rotterdam con un espíritu conciliador entre el Papado romano y las corrientes intelectuales.

De todo este clima de ebullición librepensadora da fe la obra del Lazarillo, donde la crítica al estamento religioso juega un papel crucial. El autor anónimo ofrece, bajo forma de autobiografía, una imagen del estamento del clero en general como avaro, sin escrúpulos (Tratado 2), lujurioso e infiel (Tratado 4), así como un ataque a la práctica de las indulgencias (Tratado 5). Pero no sólo eso, el Lazarillo también se adentra en una crítica social, en contra de las injusticias y duras condiciones de las clases pobres (al ser, por ejemplo, su padre exiliado por robo, en el Tratado 1). Aparece también irónicamente dibujado el desfase de ciertas clases sociales como los hidalgo o escuderos, amparados ya sólo por falsas apariencias e ideales como los de la “honra”.

La novela picaresca y el Lazarillo de Tormes

El Lazarillo se publicó por primera vez bajo el título de La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades en el año 1554, y es considerada una de las primeras novelas modernas españolas y ejemplo paradigmático del que se conoce como género picaresco.

Son diversas las características que acomunan el Lazarillo con otras novelas picarescas de la época y posteriores; especialmente, el hecho que el protagonista es por definición un antihéroe perteneciente a un estamento social desfavorecido y que lucha por sobrevivir en el seno de una sociedad que lejos de ser amable y acogedora, es cruel y hostil.

La historia de Lázaro de Tormes está escrita en primera persona a modo de autobiografía y es, pues, el mismo protagonista que narra su aventura vital. No es, de hecho, una coincidencia -como ha apuntado F. Rico (3)- que la primera palabra de la novela sea “Yo”, pronombre que aclara la apertura de una autobiografía, en primera persona singular. Como ya señalaron F. Pedraza y M. Rodríguez (221-222), en las novelas picarescas “siempre –salvo en algún caso aislado– es el protagonista el que nos cuenta sus propias andanzas, bien comunicándose directamente con el lector, como en el caso de Guzmán de Alfarache, bien mediante la intervención de terceras personas, como hace Lázaro, que explica sus cuitas a ‘Vuestra Merced’”.

La forma ficcional, en el caso del Lazarillo, es el estilo epistolar claramente expuesto en el prólogo, bajo forma de carta dirigida a “Vuestra Merced”, una persona probablemente de la clase alta (Rico 5). El objetivo del protagonista es exponer “el caso”, o sea, su historia personal con un claro objetivo: “porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial y, cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto” (Prólogo); en otras palabras, dar cuenta de los malabarismos vitales que debe hacer una persona de una clase desfavorecida para poder tener una vida decente. Después de todo, el protagonista empieza la historia desde su nacimiento en “Tejares, aldea de Salamanca” para que “Vuestra Merced” conozca toda su vida y simpatice con sus desdichas (Rico 6).

Lejos de los héroes y los ideales caballerescos, narrados en las novelas de caballería y cantados en la plazas por los juglares, Lázaro es un niño pobre, hijo de padres de honradez dudosa, que debe ponerse al servicio de diversos amos para poder sobrevivir. Cada uno de los tratados de la novela -seguramente creados a posteriori por el primer editor- corresponden grosso modo a un amo diferente, siendo los primeros mucho más extensos en detalles y dimensiones. A pesar de las muchas pesadumbres que vive como sirviente, consigue siempre tener un techo bajo el que dormir, siendo el hambre su máxima preocupación.

Las aventuras acontecidas en la novela son realistas, así como los escenarios siempre ubicados en lugares reales, tal y como se podrá apreciar en la sección Mapa de la presente edición digital. Pero además del descarnado realismo, la novela tiene también una intención moral, pues como indican F. Pedraza y M. Rodríguez (228), “sus malas acciones son sistemáticamente castigadas y, tras mil sinsabores, desembocará la mayor parte de las veces en el arrepentimiento”. Lo cierto es que si bien Lázaro es castigado por sus amos a lo largo de la novela, la mayoría de las veces con castigos demasiado severos y crueles, como el que le dejó sin dientes, tampoco sus amos salen siempre incólumes, especialmente en el caso de su primer amo, el ciego.

La edición de Medina del Campo de 1554

La primera edición del Lazarillo debió de publicarse en el año 1552 o 1553 y aparecer ya bajo el título La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades. De esta edición no nos queda ningún ejemplar, pero una reconstrucción es posible gracias a cuatro ediciones publicadas en el año 1554 (Rico 91).

Existen efectivamente cuatro ediciones, todas ellas publicadas en el año 1554:

  1. Anónimo, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Medina del Campo: Mateo y Francisco del Canto, 1554. Reproducción en línea

  2. Anónimo, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Burgos: Juan de Junta, 1554

  3. Anónimo, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Alcalá de Henares: Salcedo, 1554

  4. Anónimo, La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, Amberes: Martín Nuncio, 1554. Reproducción en línea

La primera en aparecer parece ser la que fue la última en descubrirse, la publicada en Medina del Campo “en la imprenta de Mateo y Francisco del Canto, hermanos” que “acabose a primero del mes de marzo” en un octavo de ocho pliegos o cuadernos (Rico 100). Otras dos siguieron, ambas publicadas bajo un formato diferente, en dos octavos de seis pliegos: una en Burgos “en casa de Juan de Junta”, la otra en Alcalá de Henares, impresa por Atanasio de Salcedo y terminada “a veinte y seis de febrero”. A partir de ahí se añadieron algunos pasajes con nuevas anécdotas que no possee la edición de Medina. En fin, una última edición tuvo lugar en Amberes “en casa de Martín Nucio” en dozavo de cuatro pliegos y es de la que se conservan más ejemplares.

Durante muchos años se conocieron sólo las de Burgos, Alcalá y Amberes, y de hecho todas las ediciones críticas de los siglo XIX y XX se elaboraron teniendo en cuenta los tres testimonios. La edición publicada en Medina del Campo se conoció sólo a mediados de los años noventa.

El 28 de diciembre de 1995, El País publicó un artículo con el título “Descubren la que podría ser la segunda edición de ‘El Lazarillo de Tormes’”. La noticia salía a la luz pública pocos días después de que Antonia Saavedra y su marido descubriesen por casualidad una biblioteca escondida en su domicilio. Hay varias hipótesis sobre el dueño original de dicha biblioteca, aunque la mayoría coincide que debió ser un humanista amante de sus libros, que en vez de destruirlos ante la amenaza de la Inquisición española, los escondió detrás de una pared tapiada (Murillo, 3).

Dos hermanos, Mateo y Francisco del Campo, publicaron esta edición el primero de marzo de 1554. Según Jaime Moll:

La edición de Medina del Campo es en su estructura la más cercana a la primera edición. El proceso que habitualmente se sigue en las reediciones es reducir el número de pliegos, con lo que se abarata su precio. Por lo tanto, no es creíble que Medina hubiese hecho una reedición aumentando la extensión del libro. (Moll, 1050-1051)

Se trata de una edición de ocho cuadernos, el primero con veintitrés líneas por página y el resto con veintidós (Moll, 1050). Además, en su descripción Moll señala la relación textual con la que sería una editio princeps de la siguiente manera:

consideramos que el texto que nos ofrece la edición de Medina del Campo es, en su conjunto, más fiel al de la primera edición del Lazarillo. Ello no invalida la posible existencia de más de una edición anterior a las conocidas, aunque sin diferencias textuales significativas. (Moll, 1055)

Hay semejanzas y diferencias entre la edición de Medina del Campo y las otras tres publicadas en el año 1554, como es por ejemplo, la ausencia del episodio del zapatero en el Tratado 1. Además, los dibujos del protagonista son muy similares a los de la edición de Burgos. Sin embargo, las letras capitulares difieren de las otras. Hay también una errata en la publicación pues los impresores no numeraron correctamente los tratados2. Pese a estas divergencias, Rico considera esta edición como la más antigua:

La edición de Medina, en ocho pliegos, possee los requisitos básicos para ser contemplada como calco de una princeps dada a la luz por los mismo hermanos Mateo y Francisco del Canto en 1553 o 1552. (…) el tomito medinés constituye sin duda el testimonio materialmente más cercano al primer Lazarillo que salió al mercado (Rico 100)

Así pues, el hecho que la edición de Medina sea la más fiel a la editio princeps no has empujado a elegirla como texto base para nuestra edición digital, en una versión mínima y respetando la forma más antigua de la obra.

La fortuna del Lazarillo

Después de su publicación en 1554, el Lazarillo de Tormes tuvo mucho éxito a pesar de su prohibición en 1559 debida a la Inquisición española. La edición de Amberes fue la más difundida por Europa, y fue traducida al francés (1560), inglés (1576), holandés (1579), alemán (1617) e italiano (1622). La obra se ha convertido en una de las más famosas en la literatura española, siendo citada por autores como Miguel de Cervantes en su Don Quijote.

A pesar de su éxito, no logró escapar la Inquisición, y Juan López de Velasco publicó una versión censurada de la obra en España titulada Lazarillo castigado con múltiples cambios, como la omisión del cuarto y quinto tratado, para evitar que fuera prohibida de cuajo (Colls-Tellechea).

En 1555, sólamente un año después de que las cuatro ediciones mencionadas fueran publicadas, apareció en Amberes una continuación de la vida de Lázaro (Piñero Ramírez). Aunque esta obra también es anónima, se da por supuesto que fue escrita por un autor diferente, puesto que el argumento, el género y el estilo son drásticamente divergentes. Esta secuela del Lazarillo tiene forma de fábula, en la cual el protagonista, tras abandonar a su esposa, se enrola en la armada española. Cuando su barco naufraga, Lázaro se convierte en un atún, y el resto de la novela trata sobre su experiencia en la comunidad de los peces.

Por otro lado, Juan de Luna publicó en 1620 en París una continuación algo más realista y fiel al género, explicando que la secuela de la metamorfosis en atún tenía que haber sido un sueño de Lázaro en lugar de su historia verdadera. Esta versión tuvo más éxito, con cuatro ediciones españolas y siete traducciones francesas publicadas antes del fin del siglo. Posteriormente, en España no volvió a aparecer ninguna otra edición hasta 1835 (Wagner).

En el siglo XX, se han publicado continuaciones más modernas de la obra, en las cuales Lázaro es visto como un personaje contemporáneo. En el Lazarillo español (1911), Ciro Bayo describe a Lázaro como un “peregrino industrioso” en España, mientras que en Nuevas Andanzas y Desventuras de Lazarillo de Tormes (1944), escrito por Camilo José Cela, después de la Guerra Civil Española, el protagonista se convierte en un “antipícaro” que critica a los antifranquistas y promueve el fascismo (Merino).

A todo ello deben sumarse las varias adaptaciones cinematográficas de la novela. En 1925, se estrenó la primera adaptación muda en blanco y negro dirigida por Florián Rey. La siguiente adaptación de 1959 fue dirigida por César Fernández Ardavín y ganó premios en el Festival de Cine Internacional de Berlín, el Círculo de Escritores Cinematográficos, el Sindicato Nacional del Espectáculo y los premios Sant Jordi. La adaptación más reciente, titulada Lázaro de Tormes (2001), ha corrido a cargo de Fernando Fernán Gómez y José Luis García Sánchez, siendo nominada a cinco premios Goya y ganando dos de ellos. Como todas las obra que trascienden en el tiempo, el Lazarillo sigue siendo adaptado, modernizado, traducido, leído y estudiado debido no sólo a su singular y entrañable historia, sino por la universalidad de los valores que transmite.

  1. Las referencias bibliográficas se encuentran en la sección “Bibliografía & Recursos Web”↩︎

  2. El único ejemplar de esta edición se conserva en la Biblioteca de Extremadura y existe una versión comparada de las ediciones de Alcalá, de Burgos, de Amberes y de Medina del Campo en el artículo de Murillo. ↩︎